Nobel de Química al estudio de los sensores moleculares de las células
El premio Nobel de Química reconoce este año los descubrimientos fundamentales de dos estadounidenses, Robert Lefkowitz y Brian Kobilka, sobre una familia importantísima de esos sensores celulares llamados receptores acoplados a proteínas G. Tan esenciales son que a través de ellos actúa la mitad de los fármacos que existen. Lefkowitz (Instituto Médico Howard Hughes) y Kobilka (Universidad de Stanford) comparten este año el máximo galardón en Química y los 925.000 euros del premio.
Usted ha salido tarde del trabajo, es de noche y camina por una calle oscura. De repente oye unos pasos que se le acercan rápidamente, ve una silueta... y corre hacia su casa; cuando llega está temblando de arriba abajo, nota el corazón acelerado y le falta aire , el Comité Nobel utilizó ayer esta situación que cualquiera puede experimentar para explicar hasta qué punto son esenciales los receptores celulares, a los que Lefkowitz y Kobilka han dedicado sus carreras. Al ver la silueta sospechosa que se acerca, unas señales nerviosas del cerebro envían la primera alarma al organismo; la glándula pituitaria introduce hormonas en el sistema sanguíneo que activan las glándulas adrenales que empieza a bombear otras hormonas que envían una segunda señal. Así se va poniendo en alerta y reacción todo el cuerpo, al reaccionar las células de los músculos, del corazón, del hígado, de los pulmones, de los vasos sanguíneos... la sangre se inunda de azúcar y grasas, los bronquios se expanden y el corazón late más deprisa para que los músculos reciban más oxígeno y energía y así se pueda correr. Es fundamental que todas las células funcionen al mismo tiempo y, para ello, tienen los estímulos externos a través de señales que captan precisamente por los receptores que tienen en la pared celular y que envían la señal debida al interior.
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