Cerca del 75% de los adolescentes reconoce que necesita dormir más
La razón principal de esta situación, según explica en un trabajo IIgnacio Cruz, del Grupo de Sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), es que se duerme menos horas de lo necesario; y esto ocurre porque el niño se acuesta tarde o porque se despierta demasiado temprano. Aquí se incluye el insomnio de inicio o la ausencia de un hábito correcto de sueño, con múltiples despertares.
Para combatir este problema es necesario instaurar una adecuada «higiene del sueño», que consiste en hacer partícipe al niño, desde los primeros meses de su vida, de unas rutinas razonables en los horarios y actuaciones en la cena y al irse a la cama que, lejos de «constituir una disciplina espartana», sirven para darle al niño una seguridad que se traduce en un sueño tranquilo y reparador.
En el caso de los adolescentes, la somnolencia suele estar motivada, además de por lo anterior, por el llamado «retraso de fase» en el que, a una base fisiológica de inicio del sueño a una hora más tardía se añade una tendencia en la sociedad a mostrar a los chicos una visión atractiva de la noche, mientras que el sueño se considera algo aburrido e innecesario.
Algunos factores, como el móvil, Internet y la televisión, antes de acostarse, unido a unos horarios de salir y acostarse excesivamente tardíos durante los fines de semana, así como el exceso en el consumo de bebidas con cafeína, conducen a un «círculo vicioso de insomnio nocturno y somnolencia diurna», de nefastas consecuencias en las relaciones familiares, sociales y de rendimiento académico de estos jóvenes. Todo ello, dice Cruz, puede evitarse si se una correcta higiene del sueño
Para alcanzar una buena «higiene del sueño» es necesario implantar horarios y rutinas en el día a día de los niños y adolescentes. A lo largo del curso, son múltiples las tareas que realizan, desde acudir a clase, actividades extraescolares, deportivas, cursos de idiomas, etc. Pero además, deben reservar un espacio para el ocio.
En el calendario deben figurar las horas de llegar a casa, de merendar, de realizar las tareas escolares y de acostarse, teniendo en cuenta que, por ejemplo, un adolescente debe dormir 10 horas, aproximadamente. El estudio siempre será lo primero