sábado, 9 de marzo de 2013

El cerebro también se cansa con el exceso de ejercicio


El cerebro también se cansa con el exceso de ejercicio

Todo en su justa medida, hasta el deporte. Hacer ejercicio nos mantiene en forma y nos hace sentir bien, porque eleva los niveles de serotonina, el neurotransmisor asociado a un buen estado de ánimo. Ejercitar los músculos tiene también un efecto beneficioso sobre el cerebro, ya que estimula la formación de neuronas nuevas en estructuras tan importantes como el hipocampo, el guardián de la memoria. Pero practicado en exceso también puede tener su cara negativa. Además de provocar estrés, que compromete seriamente la vida de las células cerebrales, causa un estado de fatiga que llevado al extremo puede hacer que un atleta de maratón, por ejemplo, se derrumbe unos metros antes de la meta.
Investigadores de la Universidad de Copenhague han descubierto que cuando nuestro cuerpo se siente al límite, después de un ejercicio duro y prolongado, el cerebro tiene mucho que ver. La serotonina que activa los músculos puede convertirse también en un freno, una medida de seguridad que el cerebro pone en marcha para evitar que se vuelvan hiperactivos. Y curiosamente estas conclusiones las han obtenido de un estudio realizado con tortugas.
Después de un ejercicio prolongado la fuerza disminuye en parte por la falta de glucógeno, la reserva de azúcar en el músculo, y por fallos en las uniones entre las fibras nerviosas y los músculos. Pero además de la fatiga muscular hay otro factor que se originan en el sistema nervioso central. De ahí que se denomine a este estado de cansancio extremo "fatiga central", que se caracteriza por una disminución de la capacidad para contraer las fibras musculares adecuadamente durante el ejercicio y se observa independientemente de la fatiga muscular.

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